Los aromas influyen positivamente en todas las dimensiones del ser humano, desde las puramente físicas a las más etéreas y sutiles. Nuestro cuerpo genera endorfinas cuando el sentido del olfato se haya estimulado por olores que nos resultan agradables. Así, los aromas se utilizan para potenciar determinados estados anímicos. Los aromas cítricos y frescos de nuestra bruma con el limoncillo, verbena, romero y menta eucalipto, ayudan a estimular nuestro sistema respiratorio, para relajarnos y liberar tensiones causadas por estrés.