Los Aretes Remolino se inspiran en un lugar mágico: La cuenca de Río Claro. Allí, el agua del río -fuente de vida para innumerables especies endémicas- ha labrado diferentes patrones sobre las piedras que lo rodean, dejándonos entrever una infinidad de formas que cautivan a quien las mire.
Son fabricados a mano en vidrio soplado artesanalmente y Plata LEY 950 recuperada de radiografías, por lo que ningún par es exacto al anterior.