La historia de Verdi comenzó tejiéndose hace 10 años, cuando Tomás Vera, un barranquillero apasionado por el diseño y los negocios, decide continuar con el legado de su padre, Carlos Vera Dieppa; de la unión de sus dos apellidos nació el nombre de VERDI.
“Mi papá logro tener un tapete único en su clase, yo recuerdo que lo vi pero realmente no me impresionó, yo tenia 11 años y solo quería jugar Nintendo a esa edad” Cuenta Tomás -entre risas- ese momento en el que jamás se imaginó que aquel tapete, -años después- se iba a convertir en su sueño y su proyecto de vida.Tomás describe a su padre como “un bacán, un personaje, un hombre que sabía gozarse la vida” y quién siempre tuvo una vena para el diseño. En algún momento de su vida “Charlie” -como lo llamaban sus hijos cariñosamente- conoció a una mujer, quien después fue su novia y se dedicaba a tejer cortinas en fibras naturales. Un buen día “Charlie” llegó donde su novia con la idea de hacer un tapete inspirado en el Tatami japonés, hecho con fibras naturales colombianas. Tras muchos escépticos que se encontró en el camino, logró materializar su idea con materiales como cuero, látex y finalmente el metal.
En el año 2004, después de 12 años de vivir lejos de su padre, Tomás decide mudarse al barrio La Candelaria de Bogotá, para vivir con él. Fue en ese momento donde Tomás tuvo la oportunidad de ver de cerca su trabajo, su taller, e irse enamorando de el arte y la magia que su papá creaba a través de sus tapetes.
Tras varias dudas de Tomás -quién tenía 20 años- sobre que quería hacer con su vida, y haber vuelto a vivir a Barranquilla con su mamá. Tomás coge un vuelo a Bogotá -a escondidas de sus papás- para irse a las oficinas de Ediciones Gamma, y pasa toda una tarde hojeando todas las ediciones de la revista Axxis, entre los años 1995 y 2005, en busca de las publicaciones que se habían hecho de los tapetes de su papá y con estas publicaciones decide hacer un catálogo. Con esto en mano se devuelve a Barranquilla y comienza a vender los tapetes de su padre.
Después de vivir un tiempo en Barcelona, donde siempre tuvo ese deseo de hacer sus propios tapetes, y tras el fallecimiento de su padre; Tomás decide retomar su legado y meterse nuevamente en el mundo de los tapetes. Con las muestras de los tapetes de su padre, Tomás se muda nuevamente a Bogotá, empieza a trabajar para los hermanos Schaller y finalmente funda su marca VERDI.
Hoy, 10 años después, Tomás hizo de VERDI un estudio textil donde se mezclan fibras naturales con materiales modernos, como los metales, para crear textiles contemporáneos con raíces artesanales. Textiles convertidos en interiorismo, moda y piezas de arte, donde siempre están presentes las fibras naturales; y es ahí donde crean esa conexión ineludible con Colombia y Latinoamérica.
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